Si bien la actividad humana se ha visto limitada durante meses debido a la pandemia del coronavirus, el resto de la naturaleza continua con su desarrollo.
Particularmente, ha llegado el momento de la temporada anual de apareamiento de tarántulas en parques y espacios abiertos en todo el Este de la Bahía y más allá.
Cada otoño, los machos arácnidos peludos, guiados por el olor, se aventuran en busca de hembras, que aguardan en sus forros de seda para procrear.
Cuando llega un candidato aceptable, los dos se aparearán. Luego, si el macho tiene mala suerte, la hembra lo mata. Incluso si sobrevive, el macho morirá poco después. Por el contrario, las hembras pueden vivir años y producir múltiples crías.