Hay un viejo dicho que dice que uno no puede ayudar a alguien a menos esa persona quiera ayudarse así misma. Es una verdad con la que me encaro muy a menudo, ya que al trabajar con gente y querer ayudarla, muchas veces tengo una gran visión para ellos y su futuro. Puede ser una mujer
tratando de lograr independencia financiera, un estudiante tratando de terminar el colegio o quizás un comerciante tratando de conservar o hacer crecer su negocio. A través del periódico y su misión con la comunidad, trabajo con mucha gente hispana, quienes generalmente saben qué es lo que quieren, pero que no confian en su propio juicio para tomar las decisiones necesarias para alcanzar su objetivos. O quizás han perdido la motivación debido a la falta de confianza – confianza en sí mismos o en otros. De cualquier manera, si alguien no puede tomar una decisión o hacer una elección, resulta prácticamente imposible tomar acción hacia el logro de sus objetivos.La confianza en una tema espinoso dentro de la comunidad hispana: A muchos de nosotros nos han decepcionado personas en las que confiabamos, ya que tomaron ventaja de esa confianza y por lo mismo después no sabemos en quien confiar. Sin embargo, lo más importante es darnos cuenta que en quien hemos perdido la confianza es en nosotros mismos – no confiamos en tomar las decisiones adecuadas o no contamos con la fé suficiente en nosotros mismos de que podemos lograr lo que nos propongamos.
¿Cómo aprendemos a confiar en nuestro propio juicio? A través de las lecciones que aprendemos de las experiencias diarias (haciendo cosas, tomando acción y riesgos), el conocimiento que ganamos al informarnos sobre negocios, fiananzas, salud, etc., y el auto conocimiento que desarrollamos al siempre cuestionarnos de nuestras propias acciones, actitudes, creencias (siendo honestos con nosotros mismos). Al final de todo, no podemos poner la confianza en otras personas – la confianza está en nuestras manos, debemos primero confiar en nosotros mismos.
También, debemos aceptar que siempre habrá gente que no será honesta con nosotros – reconociendo y aceptando este hecho es parte de convertirnos en adultos. Nuestro objetivo o actitud no debería ser “Nadie me engañará nunca mas”, sino “Haré todo lo que esté de mi parte para evitar lidiar con gente deshonesta y no permitiré que la falta de confianza me impida tomar acción”. Con este pensamiento siempre en mente me parece que habremos dado un gran paso.