Tue13Oct2009

Tacos, porque no solo de pan vive el hombre

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Rigoberto Galvez Print Email

Visité en el mes de septiembre la ciudad de México y al transitar por sus calles es imposible ignorar la presencia de la venta de tacos por doquier, tacos que alimentan el espíritu de todo mexicano, con gusto especial, tradición y popularidad.
 
Y es que en una ciudad en donde conviven aproximadamente veintitrés millones de habitantes, debe existir un método típico, rápido, económico y nutritivo que cubra las necesidades de la población.


Claro está “no solo de tacos vive el hombre”, especialmente en una de las metrópolis más grandes del planeta, que goza además de una extensa variedad gastronómica. Pero nada ni nadie ha podido detener la predilección arrolladora que solamente los taquitos mexicanos saben garantizar, sin importar el nivel socioeconómico u origen del consumidor.
 
Nadie sabe a ciencia cierta cuándo nació el taco o el porqué los españoles le llamaron de esa manera, lo cierto es que en la actualidad es un manjar que es saboreado por muchos, incluso alrededor del mundo. Existen cuentos populares que dicen que hasta Hernán Cortez y Moctezuma saborearon juntos una gran "taquiza", y es posible que si haya sucedido, considerando que las tortillas de maíz ya estaban presentes en la región precolombina, que en su actualidad forma parte del territorio mexicano.
 
De hecho los tacos mexicanos han sobrepasado el tiempo, las fronteras o distancias y las diferentes culturas que ahora existen en la faz de la tierra, al punto que ya existe el día del taco que se celebra el 31 de marzo, y existen franquicias internacionales multimillonarias que venden cientos de tacos diariamente.
 
Naturalmente cada región, nos guste o no, posee su propia versión del taco, es decir cada quien “le echa salsa a sus propios tacos”. Al punto de llegar a existir una extensa lista de diferentes formas de preparar los ingredientes: tortillas, carnes, condimentos y salsas, para el deleite del ojo y la pancita.

Tratar de enumerar los tipos de tacos y combinaciones que pueden prepararse es imposible, pues en cada región, en cada pueblo, en cada calle y en cada esquina se tiene una "especialidad". Hay tacos de guisado, suadero, carnitas, cabeza, tripa, chorizo, bistec, canasta, ojo, buche, costilla, trompa, oreja y muchos más.

¿Cómo pasar desapercibido el rico aroma de los tacos al carbón? Nuestros sentidos captan los tacos al pastor, de barbacoa, de birria, de carne asada, acompañados con su respectivos chilitos curtidos en vinagre. ¿Quién no se detiene a “echarse” (comer) un par de taquitos en pleno centro de la ciudad para calmar el hambre?
 
Es tan extensa su variedad que en la mayoría de las taquerías exponen sus variedades para que ahora sí, sea al gusto del cliente, sea con salsa o sin salsa, el taco fue, es y seguirá siendo un orgullo mas de todo mexicano.

Otro tipo de tacos son los famosísimos de la bicicleta, los tacos de canasta que se llaman así porque un señor en bicicleta, lleva atrás una canasta con sus tacos calientitos, envueltos en papel y plástico, hay tacos de chicharrón, papa, mole verde, frijol y adobo, entre otros.

Lo mejor de todo es que los tacos son buenos, bonitos y baratos, especialmente cuando se carece de un presupuesto un tanto amplio, son los tacos los que acuden al rescate para satisfacer las necesidades inmediatas. ¿Qué comerían los estudiantes universitarios si no existieran los famosos tacos? ¿O los comerciantes que ambulan por la ciudad?
 
Afortunadamente, en nuestras ciudades adoptivas también existen taquerías como “La Gran Chiquita” en Oakland (sobre la avenida Internacional), donde se pueden saborear una variedad de taquitos cocinados al vapor y con el sazón que solo el Sr. Olivares le sabe dar, ¿o que tal los taquitos de “La Calle”? sobre la Broadway. ¿Han probado los tacos “Acapulco” sobre la calle “A” en Hayward? Definitivamente comida de dioses, que nos transportan a los taquitos típicos y tradicionales del territorio mexicano, tal y como se recuerdan.
 
Los tacos, un alimento tan sencillo pero de gran importancia y valor nutritivo. ¿Y usted que va a comer? ¿De que los quiere? ¿Para comer aquí o para llevar?