Wed24Jun2009

¡Sin frenos!

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“Pienso que nosotros le ponemos los altos y los frenos a nuestra propia mente; nos bloqueamos a nosotros mismos,” señala Rosa Elena Ulloa. “Podemos ir y llegar a donde deseemos; simplemente tenemos que ponerle ganas”. Rosa aprendió esta verdad porque la ha vivido. Al venir a los Estados Unidos desde México hace seis años, empezó a trabajar en el negocio de la limpieza. “Cuando recién me mudé, solía limpiar casas,” afirma. Después de siete

meses de trabajo, supo que tenía que hacer algo diferente para darse a sí misma y a su hijo un futuro mejor. “Me di cuenta que no ganaba mucho dinero así que necesitaba hacer otra cosa”, señala.


“Siempre quise manejar un camión grande”, señala Rosa, quien creció en un pequeño pueblo en Zacatecas, México. Su padre le enseñó a manejar cuando tenía sólo siete años de edad. “Solía ir con mi papá a trabajar en los campos y siempre manejaba camionetas en mi pueblo”, recuerda. “En México, mi madre a veces se molestaba porque nunca aprendí las cosas que las nujeres comúnmente tienen que aprender”, agrega Rosa. “Pero mi mamá fue y ha sido siempre muy comprensiva”.

El esposo de Rosa, Pablo, nunca se imaginó que Rosa estaría pensando en manejar un trailer. “Algunas veces los amigos de mi esposo nos critican o le hacían bromas a él”, afirma. “En nuestra cultura no muchas mujeres manejan camiones grandes o trailers”. Cuando Rosa le pidió a Pablo que le ayudara a conseguir su licencia de conducir, él la apoyó totalmente. “Él es mi mentor; me ayudó en mi capacitación y me aconseja”, asegura Rosa.

 Rosa empezó a trabajar para la compañía Matheson en Oakland. Empezó a trabajar en su departamento de mantenimiento, revisando los camiones, el combustible diesel, y después manejando trailers descargados entre sucursales. Tiempo después empezó a manejar trailers con carga a diferentes ciudades en California y Nevada. Ha estado manejando durante cinco años y es la única mujer entre 24 conductores en la sucursal de Oakland.

“Mis compañeros de trabajo son muy amables, ellos no discriminan”, agrega.

Su compañero Juan Barragán señala que admira a todas las mujeres y sabe que son capaces de hacer cualquier cosa, “Especialmente mujeres como Rosa que son fuertes, se ponen metas y las alcanzan”, afirma. Juan comenta que también admira a Rosa por los peligros que implica manejar un trailer de 53 pies de largo: Manejar a la mitad de la noche o cuando las autopistas están cubiertas de nieve, o dormir en el camión en lugares remotos cuando el mal tiempo obliga a los conductores a permanecer fuera del camino.

Es un empleo serio que implica mucha responsabilidad, pero cualquier persona puede ver la pasión y emoción de Rosa por el empleo y su éxito.

“Mi primer día en el trabajo fue increíble”, recuerda Rosa. Al final de su prueba de manejo para la compañía, el administrador le dijo a Rosa que él veía su interés en el empleo y que podía empezar a trabajar inmediatamente. Rosa no podía creerlo. Creyó que era una broma, pero supo que no era broma cuando estaba manejando un gran trailer sobre la autopista 880 hacia Sacramento. “Estaba tan emocionada en la autopista”, recuerda. “Reía y lloraba al mismo tiempo”, comenta. “Pensé en mi hijo y en mis padres, y deseé que pudieran estar conmigo en ese momento. Fue un gran momento para mí; estaba haciendo lo que siempre había querido hacer”.