Sat04Jun2016

Giro peruano

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Elena Miramar

 Con gran pasión y ambición, el chef Carlos Altamirano ha construido un grupo de restaurantes ganadores de premios en el Área de la Bahía.

Si la pasión crea innovación, excelencia y éxito, el chef Carlos Altamirano es un excelente ejemplo local de tal verdad. Altamirano, de 44 años, emigró de Perú como un adolescente y no perdió el tiempo persiguiendo el sueño americano. Con la influencia y guía de su madre, la pasión de Altamirano por la comida ya había sido encendida cuando llegó a los EE.UU. El trabajar con los mejores chefs de Nueva York y San Francisco le dio una formación clásica en la cocina francesa e italiana, aunque su verdadera pasión era por la comida peruana.

Esa pasión alimentó la creación de su propio grupo de restaurantes aquí en el Área de la Bahía. El chef Altamirano se ha establecido como un pionero de la cocina peruana en el Área de la Bahía y uno de los pocos latinos dueños/chefs de un grupo de restaurantes. Desde el 2004, el chef Altamirano ha abierto cuatro exitosos restaurantes que sirven cocina de clase mundial que ha ganado muchos premios.  

"Cualquier cosa que hagas, tienes que amarlo", afirma Altamirano, cuyo camino hacia el éxito fue largo.

"Fue duro establecer todo tu mismo, pero tienes que seguir luchando por tu sueño", añade.

El ceviche en el restaurante Mochica es muy fresco, además de ser una combinación única de pescado, mejillones, almejas y camarón.El sueño de Altamirano y su esposa, Shu, se hizo realidad en 2004 cuando abrieron Mochica, su primer restaurante peruano en San Francisco. Después del éxito de Mochica, la familia Altamirano abrió Piqueos, un popular restaurante de tapas estilo bar en San Francisco. En 2009 establecieron La Costanera, un restaurante peruano contemporáneo con vista al océano Pacífico al norte de Half Moon Bay. Una señal de la pasión y la dedicación de Altamirano, La Costanera ha sido galardonado con una codiciada estrella Michelin por varios años consecutivos. En la adjudicación de este estándar global de comida restaurantera de calidad, los críticos se concentran en la calidad, el dominio de la técnica, la personalidad y la consistencia de la comida. Tales valores describen con precisión la cocina de Altamirano – recetas tradicionales tratadas con sus giros visionarios a fin de crear platillos frescos y únicos. Él ha desarrollado una reputación para crear platillos inolvidables utilizando técnicas innovadoras.

“Las técnicas son importantes, como la ciencia”, menciona el chef. Al mismo tiempo, “tienes que ser creativo, no perder el sabor, no perder la esencia de la comida”.

Siempre insistiendo en cocinar únicamente con los mejores y más frescos ingredientes el chef Altamirano fundó Alta Farm en Half Moon Bay, una parcela de un solo acre dedicada exclusivamente a la producción del chile rocoto, que se utiliza abundantemente en todos sus restaurantes.

Brochetas de pollo a la parrilla servidas con una gran papa crujiente, salsa casera y salsa de anticucho.Me encontré con el chef Carlos para el almuerzo en el restaurante Mochica en San Francisco. Es un lugar casual que ofrece comida artesanal, preparada con amor y cuidadosamente presentada. El menú peruano contemporáneo incorpora ingredientes locales para una ecléctica variedad de platillos. Fueron tentadores los chicharrones, las empanadas y el chorizo relleno de calamares. Me encantaron las brochetas de pollo a la parrilla servidas con una gran crujiente papa, salsa casera y salsa de anticucho. El cebiche (ceviche) es mencionado de manera prominente en el menú, con diferentes tipos disponibles. Me sirvieron el plato de cebiche mixto, con pescado fresco, mejillones y almejas, con camarones todo marinado con lo que en Perú llaman leche de tigre, que es jugo de lima con ají rocoto entre otros ingredientes. Fue un ceviche muy fresco y una combinación única de sabores y texturas.

El chef Altamirano se ha establecido como una autoridad en la cocina peruana en el Área de la Bahía. Más allá de ser un chef y dueño de restaurantes, lo veo como un embajador de la comida de su país – inspirando y animando a la gente a descubrir la cocina peruana.

Altamirano continúa alcanzando a más personas con su creativa cocina. El año pasado, abrió su cuarto restaurante, Parada, cuya inspiración fue el mercado al aire libre de su juventud en Lima, Perú. Con pasión y ambición que parece no tener fin, Altamirano está planeando dos restaurantes adicionales en los próximos dos años. La pregunta obvia es a dónde su pasión, en última instancia lo llevará a él, a su negocio y a su habilidad culinaria única artesanal.