Sat11Apr2015

¿El país más amigable? Viviendo la hospitalidad irlandesa

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Darren Ballegeer

Irlanda ha sido elegido el país más amigable en el mundo dos veces desde 2009 por los lectores de Lonely Planet.

En las grandes ciudades del mundo, no es difícil para los turistas encontrar arquitectura impresionante, comida tentadora, arte histórico y opciones de vida nocturna – los aspectos más valorados de un destino por casi toda la gente. Veo, sin embargo, un aspecto más importante al juzgar el atractivo o valor de un destino; su gente. Escoger destinos por su gente tanto o más que otros aspectos de un lugar puede ser muy gratificante. La gente hace toda la diferencia en una experiencia al viajar. Es la gente local – la cultura local – lo que al final determina la calidad de tu experiencia como visitante. El servicio en tu hotel y restaurantes, tu interacción con la gente en las calles y en los cafés, tu aprendizaje cultural e histórico, y tu confianza y seguridad son todo producto de la gente local. Para mí, la gente es el aspecto más importante de un lugar cuando las atracciones y servicios usuales están presentes, o incluso cuando no lo están.

Irlanda ha sido elegido el país más amigable en el mundo dos veces desde 2009 por los lectores de Lonely Planet. Una reciente visita a la capital irlandesa, Dublín, fue mi prueba de su alta clasificación de simpatía. Con tan solo cinco minutos de haber bajado del autobús del aeropuerto, los dublineses probaron el porqué de su calificación como los más amigables.

Al preguntarle a una pareja sobre cómo llegar a nuestro hotel respondieron de una manera entusiasta y comprensiva asegurándose de que sabíamos exactamente en donde se ubicaba nuestro hotel. Dos días después, los dublineses dieron una prueba más grande. Estar de pie en una esquina de la calle estudiando un mapa de la ciudAvoca Café es un maravilloso deli/bakery/café con muchos platillos tentadores lo que hace difícil escoger. ad fue toda una invitación para que dos personas en diferentes ocasiones se acercaran para ofrecerme ayuda y marcharse no sin despedirse con un cordial saludo de mano. De todas las ciudades en los veinte países que he visitado, Dublín ha sido el único lugar en donde una persona local me ofreció ayuda sin haberlo pedido. Naturalmente, he experimentado hospitalidad amigable en muchos países, pero los irlandeses representan un gran nivel extrovertido de bienvenida calurosa. Y los expatriados viviendo y trabajando en Dublín comparten esta naturaleza feliz, amigable – supongo que lo amigable atrae lo amigable.

Trabajadores en los bares y tiendas están ansioso por complacerte – la atmósfera festiva (de fiesta) de Dublín ayuda bastante. El sentir de un club comunitario de los pubs irlandeses también se refleja en la actitud alegre y despreocupada de los irlandeses. Su naturaleza despreocupada también fue demostrada cuando un empleado del gobierno en la oficina de turismo me permitió revisar mi email en su computadora e imprimir un documento que necesitaba.

Pero los turistas no pueden vivir solo de la benevolencia. ¿Qué tan satisfactoria fue la comida y las bebidas servidas por los felices embajadores? Primero, la cerveza Guinness sabe mucho mejor en Irlanda que en EE.UU. Recién hecha de manera artesanal en la cervecería Guinness en Dublín, la cerveza emblemática no es pasteurizada para el mercado irlandés. Al salir de la cervecería, conocí a un turista de Filadelfia quien visita Dublín dos veces al año. “En casa, Guinness tiene un sabor amargo… pero aquí, es como crema”, me dijo. Estoy de acuerdo completamente.

Históricamente, Irlanda no es conocida por su comida. Afortunadamente, vivimos tiempos en los que muchas culturas alrededor del mundo han refinado sus platillos tradicionales y desarrollado su propia fusión de cocina internacional. Dublín no es la excepción ya que ofrece deliciosa cocina europea. Durante mi visita, Avoca Café fue un destino destacado en cuanto a comida se refiere. Casual, al mismo tiempo refinado, Avoca es un maravilloso deli/bakery/café con muchos platillos tentadores lo que hace difícil escoger. Disfruté de un pay de salmón con un puré de papa muy cremoso para posteriormente disfrutar de un espléndido pastel de chocolate. No es una sorpresa que Avoca haya sido listado todos los años desde 1997 en la Guía Bridgestone dentro los 100 Mejores Restaurantes. Al querer disfrutar de algo completamente diferente, también visité el restaurante The Mongolian Barbeque localizado en la famosa área Temple Bar. Los Clientes crean sus propios platillos escogiendo vegetales, carnes, espaguetis y especias para crear un platillo personalizado el cual es cocinado frente a ti. Fue una alternativa diferente a la comida que se ofrece en los pubs, la cual disfruté en varios de los pubs históricos en Dublín.

Siendo tan corteses y complacientes los embajadores de esta amigable metrópolis, los dublineses simplemente quieren que te unas a la fiesta. Son gente festiva sin presunción. Son auténticos, lo que te ayuda a tener una experiencia auténtica. Los dublineses no gastan energía para mantener cierta imagen cosmopolita – en lugar de ello, dedican su energía a ser amables anfitriones de su propia ciudad y país.

La suprema cortesía de los irlandeses es un producto natural de su cultura, que contiene un fuerte amor por su país. Algo que es compartido por un número creciente de turistas buscando la principal atracción del destino; hospitalidad y cortesía genuinas.