Sat12Sep2015

Intervención positiva

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Elena Miramar

El artista de vidrio soplado Jaime Guerrero impacta la vida de jóvenes a través de su arte y su dedicación a la comunidad.

“Solía utilizar mis manos para pelear y ahora las uso para crear cosas hermosas”, le dijo un estudiante de catorce años al artista de vidrio soplado Jaime Guerrero.

Jóvenes de vecindarios de bajos ingresos en Oakland y en toda la nación a menudo necesitan una intervención positiva para ponerlos en el camino hacia una vida feliz y productiva. A través de su trabajo voluntario con los jóvenes en el Área de la Bahía y Los Angeles, Guerrero ha proporcionado la intervención que ha cambiado los caminos de muchas vidas.

"La edad para llegar a los jóvenes antes de que socialicen en las calles es de 12 años", dice Guerrero. "He tenido gran éxito consiguiendo jóvenes de esta edad a responder positivamente al arte de soplado de vidrio".

Refiriéndose a uno de sus muchos estudiantes que se dirigía a una vida de pandillas y violencia, Guerrero dice que vio cómo el arte de vidrio soplado cambió su visión del mundo. Es transformador cuando se dan cuenta de sus habilidades y talento.

"El arte de vidrio soplado le da a los jóvenes la confianza para hacer frente a desafíos de la vida por lo que son más productivos y están mejor equipados para hacer frente a situaciones difíciles de una manera positiva”, dice Guerrero.

Un artista profesional que estudió en Oakland en el Colegio de las Artes de California, Guerrero también alienta a sus estudiantes de vidrio soplado a seguir estudiando a niveles profesionales. Él está ayudando a varios de sus estudiantes a llegar a la universidad para estudiar el arte del vidrio soplado.

"He vivido allí en Oakland durante quince años y todavía tengo un estudio en Alameda desde donde trabajo", dice. "He dado clases a los jóvenes de bajos ingresos en Oakland en el Crucible y más recientemente en Public Glass en San Francisco”.

Hace cuatro años, Guerrero se mudó hacia el sur para iniciar un programa de vidrio soplado para la juventud en Watts, a sur de Los Angeles. A pesar de que vive en Los Angeles, Guerrero sigue muy involucrado con organizaciones y eventos en el Área de la Bahía.

"El trabajo de Jaime con los jóvenes es realmente un intercambio mediante el cual se ofrece a los jóvenes una experiencia única y transformadora al trabajar con el vidrio y aprender sobre los elementos al momento de esculpir", dice Nate Watson, Director Ejecutivo de Public Glass en San Francisco. "Los estudiantes, por su parte, son una inspiración para su obra".

"Cuando conocí a Jaime Guerrero hace casi 10 años, me di cuenta muy pronto de que él estaba hablando de cosas muy diferentes de lo que los otros artistas hablaban", agrega Watson. "Mientras que la mayoría estaba buscando temas para incluir en su arte, Jaime estaba buscando soluciones. Me inspiró y me dije, ‘Así es como un artista puede hacer un impacto real’".

Inspirado por lo que Guerrero estaba haciendo en L.A., Public Glass inició el programa Light a Spark en 2012.

"Este fue el primer programa de ayuda a la juventud centrada en vidrio en San Francisco y desde entonces hemos trabajado en estrecha colaboración con Jaime quien ha venido para guiar a nuestros jóvenes, compartir sus experiencias y nos ayuda a recaudar fondos", dice Watson.

Además de ofrecer clases de fabricación de vidrio, sin costo alguno, Guerrero trabaja duro para dar a sus alumnos todas las oportunidades disponibles.

"Los he llevado a dos conferencias de vidrio, ayudado a realizar una exposición de su trabajo en el museo, y les he preparado para producir artículos para vender, para que puedan crear un ingreso con su arte".

Guerrero está echando a andar una campaña Kickstarter para recaudar fondos para un pequeño estudio de soplado de vidrio en donde se ofrecerán clases gratuitas para jóvenes del Este de Los Angeles.

"Si conseguimos ir por encima de nuestra meta voy a utilizar los fondos adicionales para pagar a mis alumnos para que den clases y podamos llegar a más jóvenes. Estoy donando mi tiempo y mucho más que eso a este proyecto porque realmente creo que hace una diferencia".

Al igual que sus alumnos, Guerrero es de una comunidad de bajos ingresos – Boyle Heights, al este del centro de Los Angeles.

"Entiendo por lo que estos niños pasan a diario", dice. "Una vez me dieron una oportunidad única que hizo toda la diferencia en el mundo para mí. Es un pequeño esfuerzo que puede cambiar verdaderamente la vida de alguien".