Thu02May2013

México y Brasil buscan ayudar a quienes una vez fueron sus colonizadores

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Louis Nevaer, New America Media
A principios de marzo, cientos de miles de portugueses marcharon desde Lisboa a la ciudad de Oporto en protesta a los presupuestos recortados. Esas protestas fueron el resultado de una serie de manifestaciones importantes en España, donde miles de personas de todo el país se manifestaron en contra de las medidas de austeridad del gobierno. Estas manifestaciones ocurrieron desde Madrid a Barcelona y en decenas de ciudades y pueblos más pequeños.

Sin que a la vista se presente un fin de las tensiones financieras en Europa, los latinoamericanos están observando mientras que los que una vez fueran sus colonizadores luchan por mantener a raya el descontento popular sobre las medidas de desempleo y la austeridad. Muchos ven signos de un cambio histórico en la dinámica del poder transatlántico.

Algunos, en especial México y Brasil, ven oportunidades.

A principios de marzo, cientos de miles de portugueses marcharon desde Lisboa a la ciudad de Oporto en protesta a los presupuestos recortados. Esas protestas fueron el resultado de una serie de manifestaciones importantes en España, donde miles de personas de todo el país se manifestaron en contra de las medidas de austeridad del gobierno. Estas manifestaciones ocurrieron desde Madrid a Barcelona y en decenas de ciudades y pueblos más pequeños.

Mientras tanto, jóvenes portugueses y españoles desempleados dejan sus países de origen en masa, en busca de oportunidades económicas en otros lugares. A esto se añade la reciente calificación de "basura" dado a los bonos de los gobiernos portugueses y españoles, y el resurgimiento de las economías de México y Brasil, y el resultado es nada menos que el desarrollo de un cambio de paradigma.

Carlos Slim, el multimillonario mexicano quien fue nombrado el hombre más rico del mundo por la revista FORBES, advirtió recientemente que la crisis que envuelve a la Unión Europea – y particularmente a España y Portugal - es un hecho sin precedentes con consecuencias importantes para América Latina.

"Es inimaginable pensar que los jóvenes [en España] puedan tener una tasa de desempleo del 50 por ciento, o [incluso] 30 por ciento o 25 por ciento", dijo Slim a finales del año pasado, sugiriendo que México y otras crecientes economías Latinoamericanas tomen un papel de liderazgo en apoyarlos.

Las palabras de Slim llevan tanto peso en la América Latina como las de Warren Buffett en Wall Street - es decir, muchísimo.

Las autoridades mexicanas y brasileñas ahora se encuentran en la posición desconocida e irónica de contemplar el posible sustento económico de los países que en el pasado los gobernaron.

Por su parte, México ha permitido la entrada sin obstáculos a jóvenes profesionales europeos desempleados. Hasta la fecha, miles de jóvenes españoles han llegado a México, ya sea con visas de turista o de trabajo. Brasil, desde el año pasado, ha considerado la compra de bonos portugueses como una forma de infundir dinero en la tesorería de Lisboa.

Los pasos no están exentos de controversia. En enero, el presidente de México, Enrique Peña Nieto dio a conocer una campaña ambiciosa de lucha contra la pobreza, diseñada para atender a las necesidades de los ciudadanos mexicanos más pobres. Llamada Cruzada Nacional Contra el Hambre, la campaña se inició en Chiapas, el estado más pobre de México.

Con los aproximadamente 52 millones de mexicanos viviendo por debajo del umbral de la pobreza, existe una enorme presión ante el gobierno de Peña Nieto de cuidar a México primero.

En Brasil, también, que será el país anfitrión de la Copa Mundial este verano y los Juegos Olímpicos de Verano en 2016, los brasileños comunes cuestionan la idea de gastar miles de millones para comprar la deuda soberana "basura" portuguesa mientras el país lucha contra la creciente desigualdad económica y la delincuencia desenfrenada.

Los recuerdos coloniales también están al frente.


Cuando el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, instó a las empresas brasileñas que "inviertan" en Portugal, los críticos se burlaron de la idea como "explotación capitalista", citando los enfrentamientos públicos muy comunes, por ejemplo, entre empresas brasileñas rivales por la adquisición de Cimentos de Portugal. La empresa finalmente fue adquirida por la brasileña Camargo Correa.

Para Slim, las lecciones de la historia son claras. "He sostenido", dijo, "que la crisis de deuda externa de 1982 de [América Latina]... ofrece un modelo en el que México puede invertir en el exterior, fomentando las exportaciones [y] la apertura del comercio".

Jerry Haar es profesor en la escuela de negocios de la Universidad Internacional de Florida (FIU) en Miami, donde rastrea la inversión extranjera. En una entrevista con Bloomberg Businessweek, señaló, "vender para recoger beneficios durante y después de las crisis financieras no es nada nuevo". Lo que es nuevo, continuó, "es el aumento de la participación de los mercados emergentes en el juego, y cuando se trate de lengua y afinidad entre las culturas, con mayor razón aún".

Sin embargo, el impulso de acudir a ayudar las economías sacudidas de Europa no está totalmente motivado por la promesa de obtener beneficios económicos. Las preocupaciones sobre la posibilidad de sufrir una "década perdida", similar a la experiencia de América Latina durante la década de 1980, pesa sobre los debates en México y Brasil.

Funcionarios preguntan abiertamente que les podría suceder a los arquitectos, ingenieros y médicos españoles y portugueses, desempleados hoy en día a los 25 años. Por otra parte, ¿representarán las ofertas significativas latinoamericanas de empleo para estos jóvenes profesionales una "fuga de cerebros", una quizás peligrosa para el bienestar de sus países de origen?

Estas preguntas apuntan a la delgada línea que ahora se navega en la Ciudad de México y Brasilia entre el oportunismo, por una parte, y el altruismo por otra. También señalan el cambio histórico en las relaciones a través del Atlántico.

"Estamos viviendo un periodo de cambios significativos", señaló Slim, "y tenemos que efectuar los cambios estructurales que se requieren".