La reciente ola migratoria de miles de niños centroamericanos a los Estado Unidos ha levantado preguntas sobre cuántos de ellos son de hecho niños y si son de Centroamérica. También una pregunta ha sido, si son simplemente migrantes.
En las montañas del más pequeño de los estados de México hay un pueblo llamado Tenancingo. Un pueblo de diez mil habitantes. Tenancingo ha crecido durante la pasada mitad del siglo gracias a un lucrativo negocio familiar. Abuelos pasaron el comercio a padres, y los padres lo pasaron a sus hijos – ese negocio es el tráfico sexual.