Thu14Jun2012

Una pregunta de identidad: ¿Hispano? ¿Latino? ¿Estadounidense?

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“Creo que parte de la incomodidad con la etiqueta ‘Latino’ viene del hecho de que obliga a un grupo diverso de personas a agruparse dentro de un subgrupo universal”, menciona  Jorge Espinoza, residente de Berkeley.

Jorge Espinoza, 22 años, dice que se identifica así mismo como estadounidense. Nació y creció en Estados Unidos, el residente de Berkeley representa un lado de la división generacional sobre la identidad de la gente que puede categorizarse como hispano o latino. Originalmente de México, los padres de Espinoza son parte del grupo que generalmente se identifica con el país en donde nacieron, aun cuando hayan vivido casi toda su vida en los Estados Unidos.

“Creo que parte de la incomodidad con la etiqueta ‘Latino’ viene del hecho de que obliga a un grupo diverso de personas a agruparse dentro de un subgrupo universal”, menciona  Espinoza. “Hay una necesidad practica de categorizar a la gente que en términos generales encajan dentro de un grupo y creo que el término latino cumple esa función bien”.

Un nuevo estudio de los hispanos adultos encuentra que estos términos aún no han sido completamente adoptados por ellos. El estudio del Pew Hispanic encuentra un gran porcentaje (51%) que dice que la mayoría de las veces se identifican a sí mismos con el nombre del país de origen de sus familias. Una gran mayoría (69%) de los participantes del estudio dice que los más de 50 millones de hispanos en EE.UU. tienen diversas culturas más que una cultura en común. Sin embargo, los participantes, expresan una fuerte conexión compartida con el idioma español.

Únicamente uno de cinco (21%) dicen que ellos usan el término ‘estadounidense’ para describir su identidad, lo cual lleva a algunas personas a la pregunta del efecto sobre la identidad nacional estadounidense.  

“Una cosa es sentirse bien al seleccionar el término latino en los estudios demográficos y otra cosa describirse así mimo como tal”, menciona Espinoza. “La etiqueta de latino es una fabricación práctica, pero es difícil imaginar que la gente se identificará como tales cuando puedan  describir su herencia más fielmente. Eventualmente, creo que la gente se identificará como estadounidense por sobre cualquier cosa”.

Francisco Zermeño, miembro del concilio de la ciudad de Hayward, nació en Jalisco, México y sus padres lo trajeron a los Estados Unidos cuando tenía doce años.

“Me considero a mí mismo como mexicano o México-americano”, menciona. “Ya hablaba inglés después de un mes de haberme mudado con mi familia – mi hermana y yo nos asimilamos a la cultura estadounidense muy rápido”.

“En aquel entonces no aprendí mucho sobre la cultura mexicana pero después de mi primer viaje a España, vi la riqueza de la cultura hispana, los poetas, el arte, la comida, el vino, todo. Esa experiencia despertó en mí una cultura que no conocía, entonces empecé a aprender sobre la cultura mexicana, mi cultura y entonces me sentí como mexicano”, agrega.

“Varía en la generación”, menciona Jose Dueñas, presidente de la Cámara de Comercio Hispana del Condado de Alameda. “Si eres un inmigrante, te sujetas a esos valores que tenías cuando llegaste aquí – si eres una segunda o tercera generación, tiendes a perder un poco de esa identidad y te vuelves parte de la corriente establecida estadounidense”.

Dueñas menciona que cuando su familia llegó a los Estados Unidos, hablar español no era tan aceptado como lo es ahora, sin embargo menciona que su madre siempre le dijo que nunca debería avergonzarse por hablar español o de ser inmigrante.

Dueñas agrega que el término latino tiene un aspecto político, mientras que, “…el término hispano fue creado para agrupar todos esos grupos para los datos del censo y otros propósitos”.

El uso de los términos hispano, latino, y estadounidense parecen depender de la generación de la persona, país de origen, o en la situación o propósito. También  es probable que dependa de la pregunta misma – ser cuestionado ‘que eres’ en lugar de ‘¿eres estadounidense?’.

“Mientras que algunas personas objetarían ser clasificadas como latinas, pocas negarían que son estadounidenses”, concluye Espinoza.