Wed22Feb2012

Una nueva vida

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elena

“La gente me juzga por los tatuajes, pero cambié mi vida”, señala Helen Villate, de 22 años, originaria de Hayward. “Haberme quitado los tatuajes es muy importante para mí; significa que estoy cumpliendo mi meta”.

Villate es una de los cientos de personas del Este de la Bahía que se han beneficiado del Proyecto New Start de Kaiser Permanente, un servicio gratuito en el que médicos remueven los tatuajes de pandillas y prisión a la gente que ha cambiado su vida.

En Hayward y Fremont, llegan de treinta a cincuenta personas a las sesiones de remoción de tatuajes, que se llevan a cabo un mes sí, un mes no, en un sábado. Los voluntarios del programa señalan que en meses recientes han observado un aumento en el número de personas que llegan a quitarse sus tatuajes, para lo cual frecuentemente se requieren de ocho a doce sesiones para removerlos o desvanecerlos completamente.

“Es agradable ayudar a estos jóvenes”, señala el Dr. Srinivas Ramachandra, quien se ha ofrecido como voluntario por 7 años y ha tratado a casi 200 pacientes.

“Ser parte (del proyecto) literalmente cambia la vida de la gente”, agrega el Dr. Ramachandra. “Es fantástico escuchar que la gente se compromete y eso es lo que nos mantiene motivados para continuar con el programa”.

Jesse, de 26 años, originario de Union City se ha sometido a cerca de diez sesiones de remoción, pero todavía le quedan algunos tatuajes. Jesse, padre de dos niñas y casado, trabaja como chofer de camión y quería verse profesional para los clientes de su compañía.

“Se siente muy bien que la gente no me juzgue; me toman en serio”, señala Jesse. Dice que se siente más como un hombre responsable cuando ve a sus hijas ahora. También le da mucho crédito a su esposa por la transición de vida que ha realizado.

Como mucha gente que se quita los tatuajes, Jesse admite que algunos de sus tatuajes representaban un peligro, si se los veían pandilleros. “Los puntos en mi mano representaban mi vida loca, loca”.

“Algunas marcas sobre sus dedos pueden hacer que los maten”, señala el Dr. Ramachandra, quien menciona que la mayoría de los tatuajes que remueve son signos de pandillas en dedos, dedos de los pies, rostros y párpados.

Los participantes del Proyecto New Start no solo están salvándose de llamar la atención y un daño indeseado, sino que también están ahorrándose mucho dinero; la remoción de tatuajes puede costar hasta $500 por cada sesión y el seguro no la cubre. El Dr. Ramachandra señala que quitarse un pequeño tatuaje menor a una pulgada cuadrada con un dermatólogo privado cuesta cerca de $300.

“El proyecto fue lanzado con el apoyo de la Ciudad de Hayward y la ciudad continua proporcionando dicho apoyo”, señala el Dr. Ramachandra. “Kaiser Permanente también merece mucho crédito por apoyarnos; nos dan las instalaciones y los materiales, han sido muy generosos”.

Helen Villate tiene siete tatuajes en el cuello, los brazos y los dedos. Muchos están relacionados con pandillas de cuando ella se ‘juntaba’ con pandilleros.

“Ya no quería el estilo de vida que llevaba – quería tener una nueva vida y los tatuajes me recordaban a las pandillas”, señala. “Siento que realmente estoy alejándome de ese estilo de vida; me hace sentir realmente bien”.

Villate comenta que no se siente amenazada por el hecho de tener los tatuajes, pero siente que la gente la juzga por tenerlos. “No me siento amenazada, he cambiado mi vida y ya no me relaciono con esas personas”.

Villate está estudiando una carrera en justicia penal y su meta es convertirse en una oficial de libertad condicional para atender a delincuentes juveniles. “Quiero trabajar con chicos que piensan unirse a las pandillas y ayudarlos a ver que existe otro camino”.

“Kaiser ha ofrecido el programa por más de una década”, señala la coordinadora Cindy Santiago, de 40 años, quien también trabaja como voluntaria.

Santiago, quien ha trabajado para el programa durante doce años, explica que las remociones de tatuajes gratuitas son para las personas de entre 13 y 25 años que califiquen para el programa. Deben vivir en el Condado de Alameda y necesitan completar cincuenta horas de servicio comunitario.

“Estas personas ahora están haciendo algo para ellos mismos, se están graduando de la universidad”, señala Santiago. “Es asombroso ver la transición; todo lo que necesitan es una segunda oportunidad y nosotros se la damos”.

Helen Villate tiene un consejo claro para las personas que se encontraban en su situación. “Si están pensando en quitarse los tatuajes y empezar una nueva vida, yo les digo, háganlo”.