En México, los mayas son un pueblo aparte. A la mitad de un milenio desde que los conquistadores españoles desembarcaron en Mesoamérica, el número de mayas está en los millones y siguen siendo racial, lingüística y culturalmente diferentes de sus compatriotas mestizos. Mientras que la mayoría de mexicanos están llenos de orgullo nacional, los mayas son yucatecos primero (la mayor concentración del pueblo se encuentra en el estado mexicano de Yucatán) y mexicanos segundo. La mayoría de los mexicanos sólo hablan español, mientras que la mayoría de los mayas pueden hablar ambas lenguas, español y maya. Y si el fútbol es prácticamente religión en la mayoría de México, para los mayas yucatecos, el béisbol es la vida.
El béisbol es tan popular entre los mayas yucatecos (casi todos los mayas de Yucatán son o jugadores o aficionados) y el amor por el deporte tan único en el país, que el béisbol se ha convertido en un auto-identificador, un motivo de orgullo y una parte integral de lo que significa ser maya -- tan importante como poc-chuc (carne de cerdo a la parrilla tradicional), jarana yucateca (baile tradicional) y huipiles (ropa tradicional).
"El béisbol es un elemento importante de la cultura maya", dice Alberto Pérez, director de la asociación MAYAB, una organización no lucrativa en el Área de la Bahía que trabaja para la comunidad maya yucateca. Es una cultura que se está poniendo cada vez más visible en los Estados Unidos, donde cientos de miles de mayas viven hoy. El béisbol, dice Pérez, ofrece una manera para que los inmigrantes mayas en los EE.UU. puedan vivir un poco como antes, mostrar el orgullo cultural, y establecer su lugar único en la diáspora latina. "Es casi como un movimiento clandestino", dice Pérez. Actualmente, un número creciente pero no contado de los equipos de béisbol yucateco se encuentran dispersos por todo el estado de California -- incluso hay ligas compuestas casi completamente por yucatecos.
En el estado de Yucatán, Gómez podría ganar hasta $100 dólares americanos por partido. Pero para la mayoría de los yucatecos, la motivación para jugar es impulsada puramente por el amor del juego. Campos de béisbol en Yucatán son como plazas -- sitios para reuniones sociales para toda la comunidad. "Mucha gente allá en Yucatán va cada domingo a estar en el campo, ver a sus amigos y compartir la (experiencia)", dice Gómez. Salir con toda la familia, con un poco de carne y cerveza, a la cancha local es un domingo típico. "Es como un día de campo para los gringos", dice Gómez.
Hay equipos grandes -- los Leones de Yucatán juegan en el escalón más alto del béisbol profesional mexicano y tienen un estadio de 13.600 asientos -- pero eso es la excepción. Los partidos de béisbol yucatecos generalmente son muy íntimos, dice Gaspar Chi, un inmigrante yucateco del Área de la Bahía que fundó un equipo de béisbol aquí.
Aunque algunos jugadores yucatecos ganan hasta $ 3.000 por semana jugando en ligas profesionales mexicanas, para la mayoría que primero jugaron béisbol como niños entre las palmeras del campo deportivo de Oxkutzcab, juegan solo porque les gusta el deporte. Es un amor que se transmite de padres, cada generación da a la siguiente sus habilidades y técnicas.
"Es algo muy bonito para mí", dice Rafael Tep (quien todos llaman "Carmito") quien ha sido el anotador oficial para un equipo de San Francisco durante 15 años. "Me gusta como es. Porque aun atrás por cinco carreras, lo puedes remontar". Para muchos inmigrantes mayas en los EE.UU., el béisbol también ofrece un alivio de la tensión de un largo día de trabajo. Freddy Cetina, un jugador local de béisbol yucateco, dice que juega a la pelota para "desestresarme y divertirme, y convivir con mis compañeros, mi pueblo".
Una liga en San Francisco con seis equipos mayas, se describe como siendo "guiado por miembros de la comunidad que sienten una fuerte afición y compromiso por el deporte favorito de los Mayas contemporáneos de Yucatán: el béisbol".
Durante 12 años, Chi ha sido el manager del equipo "Club Yucatán", que juega en otra, principalmente no-maya, liga competitiva donde se utilizan bates de madera y donde hay lanzamientos que llegan a 113 kilómetros por hora. El equipo es un reparto coral, algunos tan jóvenes de 20 años, otros mucho mayores, pero todos están unidos por un profundo amor a bax'abola (bash-ah-ah-bohl), como se llama el béisbol en maya.
Chi está orgulloso de su posición como mentor, y ve el béisbol como una manera de unir a la comunidad local yucateca y a transmitir conocimientos valiosos a sus miembros. Hace un esfuerzo para hablar con sus jugadores jóvenes en maya, por ejemplo, "para enseñarles a valorarse como mayas."
Chi desempeña el papel de un mánager de béisbol profesional, predicando la unidad y alabando a su equipo con clichés deportivos familiares. En un reciente domingo en San Francisco, jugando contra otro equipo Yucateco de San Rafael, Club Yucatán anotó 11 carreras, pero aun así terminó en un empate después de que su lanzador falló. El equipo y sus partidarios aplaudieron con entusiasmo de todos modos, encantados con el resultado porque estaban anteriormente procurados sobre la ofensiva del equipo.
La esposa de un jugador llevó una olla humeante llena de tamales para el equipo ganador, como las mujeres mayas han hecho desde tiempos inmemoriales -- un toque de la identidad maya escondida entre el entorno estadounidense.
Del mismo modo, los equipos de béisbol yucatecos son faros de la singularidad y el valor que aportan los inmigrantes mayas a la nación, para aquellos que quieren ver. "A veces la gente nos valora menos porque somos yucatecos", dice Gómez. "Lo que tratamos de hacer nosotros al jugar béisbol, es demostrarles que no importa de dónde vengas, si sabes dar pelea".